Rebeca Martínez, periodista y escritora murciana, ha publicado “Heridas sin sangre” (editorial bootik books), un libro sobre violencia de género que ha escrito para las más jóvenes basándose en su propia experiencia, pero que también puede ayudar a mujeres de todas las edades. Ahora mismo trabaja en una agencia de comunicación. Tras la publicación del libro ha recibido mensajes de mujeres que después de leerlo han abierto los ojos. “Heridas sin sangre” ha sido el paso necesario para cerrar una etapa de dolor en su vida.
¿Por qué decides escribir este libro?
Escribí el libro porque hace unos años fui víctima de violencia de género, no reconocida por la Justicia porque nunca lo denuncié. Tenía 21 años, conocí a una persona que ejerció este tipo de maltrato. Estuve mucho tiempo sin aceptar la situación, no lo llamaba maltrato.
Después de un periodo de ansiedad fui a la psicóloga y ya le pusimos nombre. Ahí empecé a escribir todo lo que me estaba pasando. Hace unos seis años empecé a ver cómo mujeres de mi entorno estaban pasando por situaciones similares a las que yo pasé. Empecé a visualizar una idea, todo eso contextualizándolo con mi historia personal. El objetivo es generar empatía, sobre todo en las personas jóvenes, para que se den cuenta de cómo puede empezar este tipo de situaciones.
Publicar este libro ¿es una forma de cerrar el círculo?
Sí, sin duda. Ha sido algo terapéutico. Cuando terminé de escribirlo fue como si lo que me quedaba ahí del maltrato sufrido que todavía me hacía daño se disipara; terminé de soltarlo.
¿Cómo de importante es para las víctimas tener un espacio seguro donde expresarse y redes de apoyo en las que hablar y sentirse escuchadas?
Es lo más importante. Falta que esas redes de apoyo sean útiles, porque muchas veces no son útiles. Hay que mejorar todo el sistema, es mi opinión, que sean útiles para las víctimas y que se sientan apoyadas, que no se vayan a sentir juzgadas y que sea un espacio seguro donde no haya miedo.
La violencia psicológica es silenciosa y quizá la más difícil de percibir ¿a qué señales debemos estar atentas para reconocerla?
La más evidente quizá serían los celos. Hay otra que es mucho más importante y quizá es mucho más sutil, que es la manipulación que ejercen desde el principio, que no nos damos cuenta. Puede ser cierto chantaje emocional, tan sutil como: “es que me encuentro muy mal, tengo mala suerte en la vida”. Quieren amarrarte para que no te separes de su lado y hacerte sentir vulnerable.
Si me doy cuenta de que una amiga está pasando por esa situación ¿cuál es la mejor forma de ayudar para que esa persona no se aleje?
Insisto muchas veces cuando me preguntan por esto que me estás diciendo, porque lo más probable es que la víctima se vaya a cerrar en banda. Está el número 016 que es solo para las víctimas. Según el problema que planteas, te van a pasar con un especialista u otro, o bien con un abogado o con una trabajadora social. Te pueden orientar a la hora de tomar alguna decisión y de dar algún paso. La víctima se cierra en banda, se aleja, se calla, intenta al final excusar un poco la situación. Entonces, es muy difícil.
¿Estás recibiendo respuestas de personas que ya hayan leído el libro?
He recibido bastantes. Me ha sorprendido. Pensaba que a lo mejor las jóvenes iban a ser las que más respondieran, pero no, las que más han contestado han sido más de mi edad, de 30 y tantos, que han pasado por una situación similar a la mía y no eran conscientes porque hemos normalizado muchas situaciones.
Tu libro está enfocado para jóvenes, pero hay mujeres adultas que se ven reflejadas en lo que cuentas.
Sí, pero también ha habido mujeres más adultas, de 40 ó 50, que también han dicho lo mismo. En la infancia también viví situaciones de violencia cercanas. Ahora sí que me doy cuenta de que había, no solamente la mía, sino muchas más. Era la frase típica que se decían aquellos años, “que se arreglen entre ellos, los trapos sucios se lavan en casa”. Y ahora, por suerte, empezamos a no esconderlos.