Pascual García Aunque ya sé de antemano que me va a decir no, porque ahora no es oportuno, no porque no lo deseemos ambos, pues a veces la...
En el acto de presentación “El ocaso y el alba” del acompañaron al escritor y periodista de 88 años, el editor de Gollarín, Francisco Marín; el escritor y profesor Pepe Fuentes; la profesora de artes plásticas del IES San Juan de la Cruz, María Duarte; el artista encargado de hacer las ilustraciones del libro, Pascual Adolfo López.
Cuando parecía que el acto iba a empezar, después de que todos los participantes estuvieran sentados a lo largo de la mesa y delante de sus micrófonos, un par de aguilanderos comenzaron a tocar recordando así la procedencia barrandera del periodista: “Desde la primera vez, cómo quieres que te quiera si no te puedo querer”.
La presentación comenzó con la intervención de Francisco Marín que agradeció la asistencia de José Francisco García, alcalde de Caravaca, y el concejal de cultura, Joaquín Zaplana.
“Ignacio necesita poca presentación”, continuó. Francisco Marín calificó el libro de hermoso y rebosante de calidad literaria. “Se adentra en el mundo de los sentimientos, la amistad, la tristeza, la emoción del perdón y la desnudez ante la vida”, añadió el editor. “Ignacio escribe bien porque relata bien lo que ve”, espetó.
Sobre el trabajo de Pascual Adolfo López, “las láminas sintetizan de forma brillante, el argumento, las relaciones y las emociones que Ignacio logra representar y describir en la obra”.
Pepe Fuentes hizo un análisis brillante y estructurado sobre el argumento, los personajes, el contexto histórico y aquello que acontece en “El ocaso y el alba”, en la tierra de Barronia, la Barranda de Ignacio. Además, hizo un repaso por la obra del autor: “El hombre de la penicilina y otros relatos”, “La última siega de Nazario Sánchez” y “La hermosa y dura tierra”.
La intervención de Fuentes estuvo repleta de referencias históricas, alusiones a otros autores y obras, y recuerdos sobre su propia vida que le evocaban las páginas y que acercaron el texto a aquellos asistentes que todavía no habían leído el libro. “Dijo Borges que la buena literatura, como la buena poesía, es la emoción que produce. Esta novela emociona y a ti querido Ignacio aún te queda morralla en el talego, y podrás seguir escuchando a Dylan”, así finalizó su intervención el escritor y profesor.
“Mientras quede un aguilandero de pie aquí estaremos para cantarle, tres son cuadrilla”, el músico bromeó con el número de aguilanderos que había presentes. Comenzaron a tocar una malagueña: “Barrandera tengo el alma, barrandero el corazón, barraderica mi madre y barranderico yo”. Finalizan su intervención en este intermedio cantando: “No te hemos cantado nada para lo que tú te mereces”.
El acto continuó con Pascual Adolfo López que explicó cómo fue el proceso de ilustrar la novela. “Eran dos amigos, el sentimiento que me atrapó fue la despedida, el libro era una despedida”, añadió. El artista reconoció su sorpresa cuando se enteró que el escritor quería que él lo dibujase. “Cuando nos conocimos en Barranda le enseñé los dibujos que ya había hecho, me sorprendió la apertura que tenía, se entusiasmó, eso me dio alas”, finalizó.
La profesora María Duarte sobre “El ocaso y el alba”, “es descriptivo, la forma de contar que tiene Ignacio me hace volver a pasear por las calles de mi pueblo”. Arrancó el análisis de las ilustraciones del libro y reconoció el riesgo de la propuesta artística por el uso de perspectivas propias del dibujo técnico y los dibujos hechos con grafito. “Es un material noble, le ha sacado partido en todas las ilustraciones”, añade. María Duarte hizo un repaso por las decisiones técnicas del artista.
“Es muy penoso ponerse a hablar de uno, aunque cumpla 88 años no es mérito”, Ignacio Ramos hizo que la sala se riese. Así comenzó su lúcida intervención, llena de anécdotas y con el humor que le caracteriza. “Lo único que he hecho ha sido mirar”, Ignacio a veces decía frases en las que uno podría quedarse pensando el resto del día, con la sencillez que le caracteriza, para luego rebajarlas con un chascarrillo.
“En este libro me ha podido el periodista, me he sentido abrumado por los datos”, confiesa. Lo que le interesa es ver cómo se comporta la gente y plasmarlo con un lenguaje sin aspavientos y siempre con humor.
Después se dio paso a un breve diálogo entre los miembros de la mesa, un intercambio de preguntas con el autor. José Francisco García cerró el acto agradeciendo a los miembros de la mesa.
Los aguilanderos, fueron los encargados de finalizar la presentación. Uno de ellos confesó que Ignacio les ha dicho nuevas y antiguas coplas. “Siempre ha estado cerca de nosotros, de la cultura de Barranda”, declaró antes de anunciar que iban a tocar una “gandula” como a él le gustan. Ignacio rápido contestó, “no, a mí las cosas me gustan trabajadas”, risas otra vez en la sala. Cantaron: “A bailar las gandulas con alegría, y que esta copla sirva de despedida”.
Ubicación
Fecha