Pascual García Aunque ya sé de antemano que me va a decir no, porque ahora no es oportuno, no porque no lo deseemos ambos, pues a veces la...
PASCUAL GARCÍA
Pues no, yo no gano nada con esto, no cobro un sueldo adicional, ni recibo sobres abultados ni regalos en especies, como viajes, trajes o coches, ni favores de otro tipo, pues como escribía Machado: Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Lo digo, por supuesto, con orgullo, porque al pobre otra cosa no le queda, pero sí al menos la certeza de no haberle robado a nadie, de vivir de lo mío y con lo mío, algo semejante a lo que le pasaba al excelso poeta sevillano y esa seguridad es también honradez a carta cabal, y luego está el hambre y las muchas necesidades, que esos son otros lópez, pero mientras tanto sigo en lo mío y a nadie molesto y como, visto y calzo de mi trabajo al que acudo cada día a desbravar fierecillas adolescentes, que si se tuvieran que quedar en su casa con su familia cada día, el índice de criminalidad estaría por las nubes, por lo menos conmigo se entretienen y siempre, al final del curso algo terminan aprendiendo, ellos, pero también yo, porque son cuarenta años los que llevo en las aulas, al pie de la pizarra y yo ya no soy, ni por asomo, el mismo de aquel joven de 1986 que llegó una mañana a Lorca sin saber dónde iba, pero con toda la ilusión y la inocencia de un muchacho que acababa de sacar las oposiciones en Madrid y obtener una plaza de profesor de lengua, todavía miro atrás y me emociono, porque aquellos primeros días fueron únicos y especiales y aquel primer año lo pasé muy bien.
Con el tiempo seguí enredándome con la escritura y con la palabra, empecé a escribir el que sería mi primer libro, El intruso, que ganaría un premio nacional y ya todo echó a rodar de una forma constante y más o menos segura, aunque muy de vez en cuando he hecho un alto en el camino para preguntarme la causa última de esta fiebre literaria, porqué escribo cada día y sigo publicando pese a la escasez de acicates y recompensas materiales, y por esto me pregunto a menudo la razón de mi empeño diario en vez de buscar las formas de ganar mi primer millón de euros y de consolidar mi posición económica, labor que a estas alturas de la vida ya debería haber realizada, por esto mismo es tan pertinente la pregunta del título, para el que no pretendo contestación porque es una evidente interrogación retórica, cuya respuesta me podría dar cualquiera, la propia pregunta la lleva implícita y ya todos la conocemos, pero no por esto dejo de pensar en la otra opción, en la vuelta al pueblo con una pequeña fortuna, que invertiría en jugosos negocios y que me darían pingues beneficios cada año.
En fin, a lo que voy ¿Qué hago yo escribiendo?